Anna Freud
Nació en Viena el 3 diciembre de
1895, fue la sexta y última hija del matrimonio de Sigmund Freud y Martha
Bernays. Después de la secundaria, Anna Freud trabajó como maestro de escuela
primaria y comenzó a traducir algunas de las obras de su padre al alemán, lo
que aumenta su interés por la psicología infantil y el
psicoanálisis. Anna estaba muy influenciada por el trabajo de su padre, que
estaba lejos de vivir a su sombra.
Su trabajo en el psicoanálisis y
la psicología infantil contribuyó a su eminencia en el campo de la psicología.
Comenzó la práctica psicoanalítica de sus hijos en 1923 en Viena, Austria y más
tarde se desempeñó como presidente de la Sociedad de Viena psicoanalítico.
Durante su estancia en Viena, tuvo una profunda influencia en Erik Erikson, que
más tarde pasó a ampliar el campo del psicoanálisis y de la psicología del yo.
Anna fue extraordinariamente
cercana a su padre, sin embargo, fue todo lo contrario con su madre y se dice
que tiene relaciones tensas con sus cinco hermanos. Asistió a una escuela
privada, aunque la mayor parte de su educación fue de las enseñanzas de los
amigos de su padre y asociados.
En 1918, había comenzado a analizarse con su propio padre, análisis que se mantuvo hasta 1922 con una frecuencia de seis sesiones semanales. Freud centró este análisis en las fantasías y ensueños de flagelación como inhibidores del trabajo intelectual.
En 1920, la familia Freud sufre la muerte de Sophie, hermana de Anna, quien fue víctima de una epidemia. Anna sobrelleva la pérdida de su gran rival, amada y envidiada, dedicándose al igual que su padre a un intenso trabajo, afianzándose su consagración al psicoanálisis. Recibió de Freud su reconocimiento cuando éste le otorgó uno de los anillos de oro grabado que poseían los miembros del “Comité de los siete anillos”, grupo que frecuentaba ya desde los catorce años, cuando se le permitía asistir en silencio a las reuniones de los miércoles.
En 1920 igual asiste como invitada al primer congreso internacional de posguerra en La Haya. Dos años más tarde, a los veintisiete, ingresa a la “Sociedad Psicoanalítica de Viena” como psicoanalista de niños, pues la clínica con adultos era "vedada" a los profanos.
En 1938, Anna fue interrogada por la Gestapo y huyó a Londres junto a su padre. En 1941, formó la Guardería Hampstead Burlingham, un programa psicoanalítico y el hogar para niños sin hogar.
Su trabajo se centró sobre todo en las funciones del yo en el desarrollo de la personalidad, y los mecanismos que se ponen en marcha para ajustar las pulsiones del ello a las demandas del superyó, especialmente la represión, la proyección, la racionalización, la negación, la identificación con el agresor y las formaciones reactivas.
En 1947 fue la fundadora del "Hampstead Child Therapy Course and Clinic", en Londres, lugar donde trabajó como directora desde 1952. Además contribuyó a fundar la publicación anual Estudio psicoanalítico del niño en 1945. Su principal obra, El yo y los mecanismos de defensa (1936), se ha convertido en un clásico de psicología.
En El Yo y los Mecanismos de Defensa, se presenta una descripción particularmente clara de cómo funcionan las defensas, incluyendo además una atención especial al uso de las defensas en adolescentes.
En 1971 se realiza el Congreso Internacional en Viena, donde se inaugura el museo en el viejo departamento de Bergasse 19. Anna ya tenía setenta y cinco años, y mantenía la esperanza de que en esa oportunidad la IPA aprobara y reconociera oficialmente la formación de los psicoanalistas de niños en la HAMPSTEAD CLINIC. Pero Leo Rangell, entonces presidente, deseaba un congreso en paz y mocionó para que tal debate se pospusiera para el próximo congreso, y para que la Hampstead Clinic fuera aceptada como grupo de estudio. La sociedad britanica de psicoanalisis temía que la clínica de Anna se convirtiera en una sociedad paralela. Anna presentó entonces su renuncia a la IPA y a Rangell, quien le ofreció el cargo de presidenta honoraria. A partir de 1976, Anna delegó la dirección de la clínica.
En 1975 su salud se vio afectada, sin poder llegarse a un diagnóstico preciso. Fue tratada por una anemia, y requirió internaciones periódicas. Durante este tiempo se dedicó a la refutación y desacreditación de teóricos posfreudianos y biógrafos no autorizados, con la ayuda de K. Eissler. También recibió los doctorados honorarios que le confirieron las universidades de Viena, Columbia, Harvard y Franckfort.
En 1982 padeció un ataque cerebral que afectó su motricidad y habla, no así su lucidez mental. Un año antes, había asistido por última vez a un simposio de la clínica, presentando un trabajo sobre patogénesis.
Falleció en Londres el 9 de octubre de 1982.

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